22/08/08

Una película sobre el “ferrocidio”*

Por Adriana Meyer

“Millones de argentinos utilizan a diario los servicios públicos sin saber que les pertenecen”, dice la voz de Pino Solanas en off. “Los pasajeros terminaron enfrentando los trenes, creyendo que no son suyos”, agrega luego de haber explicado la crisis del transporte y mientras pasan los imágenes del incendio de la estación de Haedo, en 2005. Así empieza su nueva película, La próxima estación, que será estrenada el 4 de septiembre, y en la que describe la muerte del ferrocarril a manos de la privatización, el robo de vagones y rieles y la impunidad judicial.

Cualquiera que use el tren se siente identificado cuando los testimonios se quejan de “viajar peor que ganado”, de que “no puede ser que el Estado esté subsidiando el tren para que viajemos de esta manera”.

En el documental, Solanas aborda la cuestión de lo público y lo privado, la historia ferroviaria (rescata al ferrocarril de fomento y la rebelión de las mujeres de Laguna Paiva, en 1961), la privatización menemista, el despojo de los restos de chatarra ferroviaria, y obtiene increíbles respuestas de los funcionarios. “Es horrible lo que me cuenta”, dice el procurador del Tesoro, Osvaldo Guglielmino, con gesto de gran incredulidad cuando le pregunta por los cuatro mil vagones del Belgrano Cargas y las 15 mil toneladas de acero de rieles que desaparecieron del inventario, que el Onabe reconoce que nunca completó. Los restos de lo que fue Ferrocarriles Argentinos valían 35 mil millones de pesos, pero el Estado no recibió nada. “Todo esto no hubiera sido posible sin la complicidad de las autoridades nacionales y locales y del sindicalismo, que cometieron un verdadero ferrocidio”, afirma el ex ferroviario Héctor Medrano. Como no lo dejaron entrar al Taller Alta Córdoba, concesionado a la Unión Ferroviaria de José Pedraza, Solanas se trepa a una escalera, a lo Michael Moore.

En su recorrido por los “pueblos fantasma”, un vecino de Patricios le dice que “la tristeza vino cuando cerraron los ramales”. Sin embargo, Solanas, que demoró la finalización de este film cuando compitió en la última campaña electoral, afirma que es posible el renacimiento del tren, a pesar de la ratificación del tren bala. Pero aclara a PáginaI12: “Podés disentir si ir a 30 o 60 por hora, el problema es cuando van directamente para otro rumbo”.

* Publicado en la sección El País de Página/ 12, el 22 de agosto de 2008

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